miércoles, 20 de octubre de 2010

Whatever works


No es que sea muy forofa de este judío nacido Königsberg, más conocido como Woody Allen, considerado por muchos como el mejor director de cine.
Me parece ligeramente cargante y sus personajes (como sus actores fetiche) demasiado exagerados.

Aunque confieso que he visto bastantes de sus películas. Porque quién puede escaparse a la persecución mediática de sus estrenos o a la reposición constante de su filmografía en televisión.
Además para muchos europeos sigue siendo el director más cercano a nuestro cine, ese cine raro raro y que, en general, no va a ver nadie. Unos lo llaman "de autor", aunque sería más correcto llamarlo "subvencionado".
La mejor muestra de este cine desorientado y que intentan vendernos como algo original, cuando ya está más que procesado y vuelto a procesar, es Vicky Cristina Barcelona. Realmente horrorosa. A lo Almodóvar incluso en su reparto.

Sin embargo el bueno de Allen ha tenido alguna excepción brillante. Me quedo con cuatro: Misterioso Asesinato en Manhattan, Granujas de Medio Pelo, La maldición del Escorpión de Jade y sobre todo: Match Point. Supongo que porque son películas que cuentan una historia y no se detienen únicamente en personajes histriónicos.

Y ayer vi una más que no conocía: Si la cosa funciona ("Whatever works").
No es buena, para nada. Aburrida, insistente y demasiado autobiográfica. Por lo menos a mí, el personaje principal me parece un alter ego calcado del director y la trama es ligerita total.
Pero no voy a decir lo mismo del mensaje que intenta transmitir. En eso le doy toda la razón. La vida es demasiado corta y el mundo demasiado imperfecto como para vivir amargados o con prejuicios. Haz lo que te venga en gana, sin herir a nadie eso sí, y disfruta del momento. Si la cosa funciona, ¿por qué no?

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