viernes, 29 de octubre de 2010

Insomnio

Cuando llegan las dos y pico de la madrugada de un día laborable, y no paras de dar vueltas y más vueltas en la cama, y vueltas y más vueltas a tu cerebro, lo mejor es salir un poco a tomar el fresco.
Anoche volvió a ocurrirme, así que cogí mi cazadora, mi pañuelo, el tabaco y salí a la terraza.
Qué bien se estaba afuera. Ni siquiera di la luz, para preservar mejor aquel momento de intimidad consciente.
Encendí un cigarro con una cerilla, y el chasquido de la llama reverberó a lo largo de toda la calle, silenciosa y vacía. Sin embargo, no estaba sola. En el edificio del otro lado todavía había un par de salones iluminados, y en las ventanas del piso de enfrente se reflejaba mi vecino de arriba, a contraluz, fumando como yo.
Sonreí. Cuánto sonámbulo. Yo que nunca había tenido problemas para conciliar el sueño. "¿Será que me estoy haciendo mayor?" Pero sé que no. El problema es otro, o varios, o quizás es que piense demasiado, o, al revés, que no me pare a pensar detenidamente en nada.

El caso es que anoche fui feliz.
Sobre mi cabeza tenía todo el cielo estrellado y una luna menguante preciosa, luminosa y clara, toda para mí. Entonces me acordé de mi abuelo Andrés, de su capacidad de trabajo, y de su sentido del humor, y de todas las noches que habría pasado al raso, en el campo. El también habría visto cielos así. El y todos los que le precedieron. Todos, sin excepción, buenos y malos, pobres y ricos, listos y tontos. Todos somos hijos del mismo cielo, y eso precisamente es lo que nos une.
Y fui feliz porque me di cuenta de algo muy sencillo. La vida no es tiempo que se nos va. La vida es otra cosa. Uno sólo vive si siente. Miré de nuevo a las estrellas. Ellas no entienden de errores ni aciertos, sólo de quién vive con el corazón en la mano.
Y yo lo hago.
Apuré mi segundo cigarro. Enfrente ya se habían apagado todas las luces, y me metí en casa.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El después.


Bueno, pues parece que por fin le hemos puesto nombre al perro. Se llama TEPT o Trastorno por Estrés Postraumático. Lo que básicamente deriva en un cuadro de ansiedad, consecuencia de la exposición continuada a un evento traumático en el que la persona ha temido por la integridad física de sí misma o de aquel al que más ama. Si bien el hecho que la amenaza a la vida sea constante, extensiva en el tiempo y con permanencia en el presente, dificulta aún más el problema.
Los síntomas pueden ser varios: insomnio, irritabilidad, incapacidad para afrontar la realidad, desapego con personas de su entorno, introversión y pesimismo.

Aunque no todos los síntomas son tan evidentes. Hay personas que aparentemente hacen vida normal de puertas para afuera, refugiándose en el trabajo o en sus aficiones o con sus amigos, y alejándose de aquellos que le recuerdan el acontecimiento traumático.
Otras personas en cambio se vuelven rebeldes e impulsivas, incapaces de actuar de manera sosegada, con una repulsión casi física a las ataduras o a las preocupaciones.
Los primeros se mostrarán más huraños antes los demás, los segundos más impacientes o actuarán de manera más descontrolada, en una especie de "huida hacia adelante".

Y estos síntomas pueden manifestarse justo después del trauma o aparecer pasado ya algún tiempo. Dicho en otras palabras. Es como cuando te tuerces el tobillo y "en caliente" no lo notas y sigues corriendo, pero cuando te paras es cuando ves las estrellas. Pues aquí lo mismo, sólo que en lugar de torcedura esto ha sido una caída libre de doce meses y suma y sigue. De repente, un día te relajas y te sale toda la tensión acumulada.

Gracias a mi buena amiga cordobesa por la información; a mi nuevo amigo que también pasó por lo mismo hace unos años por su empatía y su sentido común; y a mis niñas; y a los zipi zape de la "Grama" por su compañía y sus consejos. Y cómo no, a los que nos aguantan cada día.

Y como ya dije hace unos días, a ver si cambio ya de registro, que esto en lugar de un blog empieza a parecerse cada vez más a un diván.

Un beso y un abrazo, pero de los buenos.

lunes, 25 de octubre de 2010

Verde Siberia


Dicen que todos los caminos conducen a Roma, sin embargo algunos atajos te pueden llevar a Siberia.
Pero no hay que alarmarse. En Siberia también puedes encontrar buenos italianos (restaurantes, claro). Y, como decía mi abuelo, "hambre que espera hartar no es hambre".
La única pega es que igual te tienes que comprar algún conjunto de entretiempo, y puede que la casa Ferrari no tenga tanta sucursal en Ekaterimburgo como en la Ciudad Eterna. Pero, vamos, excepto esas minucias, apenas vas a notar la diferencia.
¿Vas a echar de menos el Foro, la Plaza Navona, o el Trastevere, teniendo ante tus ojos toda la tundra para ti solito? Indómita. Pura. Porque te pueden cerrar una puerta, pero ¿quién te prohibe abrir todas las ventanas que quieras? Quizás haga un poco de frío, pero es bueno ventilar los corazones.
Ah, y se me olvidaba mencionaros, que el verde de sus auroras boreales es único, esmeralda, como los ojos bonitos. O como una buena botella de Veuve Clicquot, mucho más digestiva que un Chianti. Dónde va a parar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Compañeros, casi hermanos


Gracias Jorge, por tus palabras. Adjunto también la foto. Un abrazo.

"Hola. Me llamo Jorge R.M. Tengo tu edad más o menos, y vivo en Madrid, concretamente en Los Cármenes. Te llevo siguiendo desde hace algún tiempo en tu blog e intuyendo que estabas viviendo una situación parecida a la que me tocó vivir a mí con mi hermano pequeño hace ya más de veinte años utilicé mis contactos para obtener tu email, creo que tenemos un ángel de la guarda común :-). Cuando yo no era más que un chiquillo tuve que hacer de enfermero, de hijo único en una casa vacía, y de cómico a tiempo parcial para que a mi hermano le pasara el tiempo más deprisa en aquella horrible habitación de hospital. Ahora a mi familia y a mí todo nos parece muy lejano aunque en realidad ninguno de nosotros ha pasado página del todo. Mis amigos de de aquella época me dicen que no lo hemos superado todavía, y es verdad. Yo aún me lavo las manos ochenta veces al día, y procuro no acercarme a personas enfermas, ni acostumbro a tener mucho contacto físico con nadie, en plan saludar con besos y abrazos y eso, sólo alguna novia que he tenido me ha hecho cambiar temporalmente esa costumbre ;-)
Es cierto, aún estoy tocado, pero ver a mi hermano como un joven cualquiera de veinticinco años me compensa sobradamente.
Tenemos que asumir que es lo que nos ha tocado vivir y podemos estar orgullos de haber sido tan fuertes como para superarlo.
Te aconsejo rodearte de tus seres queridos y de tus mejores amigos, que seguro ya que han estado contigo en los peores momentos. Aunque creas que puedes con todo, esta situación desgasta mucho y puede dejarte secuelas, y somos muy jóvenes todavía!.
Desde Madrid os envío el más caluroso de los abrazos que al ser por internet no podrás rechazar no?"

Jorge R.M.

A los que no permanecen impasibles.



Cuántas veces pensamos que todo y todos se ponen en nuestra contra. Que no levantaremos cabeza. Que el invierno parece no tener fin, y que estamos solos.


Y sin embargo, logramos sobrevivir.
Y lo hacemos por nosotros mismos.
Y aprendemos a levantarnos de nuevo, con el aliento cálido de los que nos quieren, con el cariño de un gesto y un abrazo sinceros, y la alegría de aquel que representa todo para nosotros.
Daremos la bienvenida a aquel que se acerca con mirada clara.
Y nos regala su compañía.
Su comprensión y su amistad.
Y buscaremos bajo el sol de mediodía las risas que un día se nos escaparon.
Y una conversación en la intimidad.
Y un balcón bajo el cielo estrellado.
Y puede que nosotros no nos demos cuenta que ha llegado ese momento. Pero nos estremeceremos al recordarlo después.
Sólo entonces sabremos que la primavera ha vuelto.

Dedicado a todos aquellos que no permanecen impasibles.

Whatever works


No es que sea muy forofa de este judío nacido Königsberg, más conocido como Woody Allen, considerado por muchos como el mejor director de cine.
Me parece ligeramente cargante y sus personajes (como sus actores fetiche) demasiado exagerados.

Aunque confieso que he visto bastantes de sus películas. Porque quién puede escaparse a la persecución mediática de sus estrenos o a la reposición constante de su filmografía en televisión.
Además para muchos europeos sigue siendo el director más cercano a nuestro cine, ese cine raro raro y que, en general, no va a ver nadie. Unos lo llaman "de autor", aunque sería más correcto llamarlo "subvencionado".
La mejor muestra de este cine desorientado y que intentan vendernos como algo original, cuando ya está más que procesado y vuelto a procesar, es Vicky Cristina Barcelona. Realmente horrorosa. A lo Almodóvar incluso en su reparto.

Sin embargo el bueno de Allen ha tenido alguna excepción brillante. Me quedo con cuatro: Misterioso Asesinato en Manhattan, Granujas de Medio Pelo, La maldición del Escorpión de Jade y sobre todo: Match Point. Supongo que porque son películas que cuentan una historia y no se detienen únicamente en personajes histriónicos.

Y ayer vi una más que no conocía: Si la cosa funciona ("Whatever works").
No es buena, para nada. Aburrida, insistente y demasiado autobiográfica. Por lo menos a mí, el personaje principal me parece un alter ego calcado del director y la trama es ligerita total.
Pero no voy a decir lo mismo del mensaje que intenta transmitir. En eso le doy toda la razón. La vida es demasiado corta y el mundo demasiado imperfecto como para vivir amargados o con prejuicios. Haz lo que te venga en gana, sin herir a nadie eso sí, y disfruta del momento. Si la cosa funciona, ¿por qué no?

domingo, 17 de octubre de 2010

De bares y compañías


Cuando una ya pensaba que el sábado no daría para más, después de una sobremesa de cinco horas en "can Dani" con el anfitrión y con Edu, y de medio paquete de tabaco, un tercio de un Pago de Capellanes, unos huevos rellenos (estupendos) y un gin-tonic de niña buena; va y recibe una llamada que le avisa de un cambio de planes. "¿Por qué no vamos al Quimet a tomar unas tapas y a ver el fútbol, y luego ya veremos?"

Así, lo que en un principio iba a ser una copa después de cenar cada uno en su casa, se convirtió en unas bravas, unos chipirones, unas torradas de ibéricos y unas almejas plancha, en un bar de los de siempre y con los de siempre, ay esos viejos amigos que uno reencuentra después de tantísimos años. Además el Barça ganó, con una segunda parte bastante digna, aunque luego el Madrid ganase también para regocijo de unos cuantos merengones que compartieron barra con nosotros. Más que nada que las dimensiones del Quimet te obligan a hermanarte más de la cuenta con los lugareños y sus conversaciones, aunque no quieras.

Finalmente salimos, oliendo a fritanga (o "a fogata de gitano") y con la cabeza bien alta, que ese olor a veces se cotiza más que el Chanel nº5 y nos dirigimos al "Louise se va" pequeño, donde estaba el mismo camarero que hacía ocho años. Como todos, estaba un poco más gordo, un poco más viejo y un poco más calvo, pero con las mismas ganas de charlar de siempre (o incluso más) y nos dieron las dos y media, y cerraron la persiana por dentro y allí estuvimos otro rato más, hasta que nos apiadamos de él y nos fuimos al "Louise se va" grande con intención de echar la última.
A esa hora ya me había fumado el otro medio paquete de tabaco y había gorroneado otro tanto más. Qué desastre. Lo siento Elenilla.

Lo gracioso fue encontrarme allí con uno de los médicos que tan bien conozco, camiseta y cubata en ristre. A esas horas uno ya no guarda el mismo halo de profesionalidad que a las diez de la mañana pero creo que todos nos convertimos en más humanos y nos reímos de todo. La verdad que así es más agradable, uno puede quitarle hierro a temas serios y tomarse las cosas con un humor diferente, sobre todo mientras escucha a Radiohead y hace esfuerzos por seguir hablando y no menear la cabeza al compás.

Un buen día. Una buena noche.

viernes, 15 de octubre de 2010

Nota de la autora


Me dicen, se comenta, que a ver si cambio un poco el discurso del blog, que últimamente transmito un agobio que no es normal, y menos en mí, que soy capaz de reírme hasta de mi sombra.
Añaden que soy positiva por naturaleza, graciosa (textualmente "payaseta") y muy pero que muy irónica, y que saco punta a todo, sobre todo a las situaciones más difíciles. "Si en persona lo superas todo, el blog tiene que ser un reflejo de ti y no de alguien que no eres".
Pues eso. Ea. Que tienen razón. Que yo me debo a mi público (ruego no hacer muecas), y más a este público reducido pero fiel que me ha acompañado siempre, con bonanza y con tormenta, y que no tienen por qué aguantar estos estados de ánimo belicosos y turbios. El "turbio" para beberse, con medida.

Pero hoy no, "mañana".

Que se nos presenta un fin de semana bastante prometedor. Si el anterior fue variopinto, un poco "groupie", un poco pirenaico, pasado por agua eso sí. Este es el de los reencuentros, con alguna que otra sorpresa agradable que ha surgido a última hora. Para empezar vuelvo al sitio donde me crié. Y me van a regalar algo muy especial: tiempo.
Estoy segura que el próximo día tendré por fin anécdotas divertidas que contaros.
Ah....y puede que no fume.

Besos y abrazos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

A lo Eric Cantona

Una, que no es tonta y que tiene una intuición fina fina por razones varias, se da cuenta que los tiempos de princesa se le han acabado (si es que alguna vez lo fue).
Y es que todo, absolutamente todo, ocurre a la vez, como si los elementos se hubieran conjurado de alguna manera (merecido lo tengo, pensarán algunos, otros fijo que preferirán llamarme esta noche para charlar un rato y reírnos de nuestra suerte). Lo que es seguro es que si yo montara un circo, me crecerían los enanos.

Me cuenta una amiga que cuando pasa eso, cuando las cosas vienen así que parece que el suelo se te mueve bajo los pies; es que la vida te pide superarte, hacer cambios radicales o quién sabe. Lo que tengo claro es que si salgo de ésta va a ser a mi manera. A lo Eric Cantona.
Nada de volver la vista atrás. Nada de tener paciencia. Y sobre todo nada de actuar con frialdad. Aunque sé que sonará raro.

El tiempo nos acorrala, nos pone límites, nos hace estúpidamente humanos.
Vivimos obstinados en planificar, como si así fuéramos a controlar nuestro futuro. Pobres de nosotros. Infelices...
Como la manía de etiquetarlo todo en blanco o negro, en bueno o malo. Cuando la realidad es un cuadro de Matisse.

Eric Cantona es un buen ejemplo a seguir. Temperamental. Mediterráneo puro. Impulsivo. Franco. Quizás algo excesivo, pero siempre él. Es que no le imagino para nada dudando del camino a seguir. Siempre hacia adelante. Fiel a sí mismo. Uno ya tendrá tiempo de pedir disculpas, pero lo que no debemos es arrepentirnos de habernos quedado quietos.

martes, 12 de octubre de 2010

Himnos para la redención (sin más)


Flowers no canta, invoca. Su inmensa voz (que parece que se desborde de un cuerpo demasiado delgado) deja al auditorio pasmado. Nada es igualable a ver al vocalista de The Killers sobre el escenario de esos locales minúsculos que escoge. Cuando sonríe, y lo hace a menudo, parece que lo hace para cada uno de los que allí estamos, mirándonos directamente a los ojos, mientras se mueve de esa forma peculiar, un poco tímido, siempre elegante.

"On the floor" es un himno. La canta al principio, con las luces bajadas, prácticamente sin acompañamiento instrumental. Abajo, aguantamos la respiración mientras su voz profunda habla de que cada noche mendiga perdón de rodillas en el suelo. Construye una atmósfera tan íntima que por un momento llegas a creerte que no hay nadie más allí, salvo él y tú.

Es un tema reiterativo en él, la redención, la búsqueda de perdón. Como en "Magdalena", que la introduce dándonos un par de pinceladas del peregrinaje de Sonora y de sus 60 millas de Nogales a Magdalena de Kino. Los católicos estamos más acostumbrados a esos actos de fe explícitos, pero él que es mormón ha sabido entenderlo y vestirlo de un espíritu más elevado, "con el corazón lleno de gracia" y "con la bendición del perdón (de San Francisco)".

Después de los singles y otras canciones más o menos animadas, más o menos prescindibles, uno se detiene a saborear "Only the young" cuando ya echaba de menos la vuelta a la introspección. Es el tema más nostálgico y aunque habla de que el sol brillará otra vez uno no puede evitar sentirse triste, como si el tiempo se nos escurriera de entre los dedos empeñados como estamos en mirar a otro lado.

Sentir. Vivir. Añorar. Uno escucha a Flowers y no se queda indiferente. Y si estás pasando por un momento difícil, o viviendo un punto de inflexión en tu vida, te acompañará en tu melancolía como un amigo fiel y leal.

jueves, 7 de octubre de 2010

El Nobel de Mario.


L mayúscula, de Loable.

Es el escritor del pueblo. De los que no se callan. Del pasado, del presente. De lo que vendrá. De mi América Latina querida.
El político del Perú. El humanista. El "escribidor". El creador. El influyente. De Madrid al cielo.
El primero o segundo de los prosistas, con García Márquez. La esencia misma de nuestro español, y de nuestro orgullo, que se mira en el espejo al otro lado del charco.

Salesiano. De carácter derecho. Auténtico. Liberal. Hacedor de dichas y desdichas, de vidas retuertas que se encuentran y desencuentran en una espiral imparable y siempre sorprendente. Cuando la rutina en sus manos se vuelve tragicomedia, y los seres más mediocres florecen como amapolas bajo el sol de primavera.
Mi autor predilecto en la lengua que me vio nacer, otra vez mano a mano con el colombiano que describió cien años sin compañía.

Vargas Llosa me mostró el malecón de Santo Domingo, y el San Cristóbal desordenado de Trujillo, mucho antes de que yo los viera por mis propios ojos, y, sin embargo, me bastó pisar esos lugares para reconocerme en ellos, y sentirlos entrañables, como sus gentes dulces de ojos verdiazules y piel tostada.
Y esos Andes agrestes. Salvajes. Lejos de los caminos incas, pero torturados por los senderos "luminosos" en los que la vida se jugaba a dados, sobre todo la de los más vulnerables.

Mario. El caballero. El mestizo.

Bien merecido, sí señor. Uno de los Nobel más dignos. Imagino que forma parte del plan "renove" de los suecos después del ridículo hecho con Obama. Por mucho que les pese a los rojillos hijos de Saramago o a los que militan tras la sombra de Herr Günter Grass.

lunes, 4 de octubre de 2010

I'm sick of all my judges, and so scared of what they'll find


En estos días en el que todos los que seguimos a The Killers estamos "Brandonmizados" con su próxima presencia aquí en la Ciudad Condal, es lo propio rendirle un pequeño homenaje.
Ya sabemos que The Killers no es únicamente Flowers, pero qué sería de ellos sin su voz, sin ese chorro de palabras desencadenadas, y sin ese espíritu indómito del Oeste.
Porque Brandon nació en Las Vegas y será en esa ciudad donde muera, rodeado de una familia numerosa y de un montón de amigos. Y dice él mismo que tendría un arma en casa para proteger a los suyos. ¿Y? ¿Alguna pega? Creo que la propia defensa de la libertad de uno a veces exige medidas extraordinarias. Como él dice "ojalá viviéramos en un mundo perfecto, pero no lo es".

Rebelde hasta el final, es un músico contracorriente en el gueto de artistas "izquierdones" que inunda la escena mundial y que juegan al juego de "soy super-comunista y apoyo un montón de causas, mientras me construyo mansiones de la leche en medio mundo y te cargo un canon hasta por oler mis canciones".
El no es así. El a lo suyo. Como un Billy el Niño moderno. No le importa lo que puedan pensar los demás. Es el más punky de entre los "rockeros indie". Y no por ser el líder del grupo más potente de la escena actual cambiará su Sin City por L.A. o N.Y.C.
Este chico de veintinueve añitos pertenece a una casta de hombres diferentes. Hombres precoces, que no se arrugan ante nada y que tienen muy clara la meta que persiguen. La música es su vida pero sólo la música, no el a veces irremediable y tedioso acompañamiento de bambalinas. Y pese a estar en la cresta de la ola ha construido una familia con su novia de toda la vida, ya su mujer y madre de sus hijos, a la que nada ni nadie hará sombra.

Nos da igual cómo te pongas Flowers: con ojos pintados, abrigo de plumas o tu bigote a lo tex-mex, estás que te sales.