lunes, 31 de mayo de 2010

Se equivocó la paloma...


Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.

Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.

(...)
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)

Rafael Alberti (1902)

Y esta madrugada se equivocó Israel. La nación más preparada militarmente ha errado el tiro, literalmente, y ha ocasionado una decena de muertos (que no inocentes). Su actuación habrá obedecido a una orden impaciente, a una improvisación sin precedentes en unas personas que viven constantemente a la defensiva y con razón.
Pero ahora, ese fallo pasará factura a ese país puesto constantemente en entredicho por la mal llamada "Comunidad Internacional" que no sé a ciencia cierta a quién aglutina ni si su voz tiene alguna solidez moral.
Los anti-semitas y los fundamentalistas islámicos (a veces van tan de la mano que me producen escalofríos) están eufóricos porque ya tienen carnaza para las próximas semanas.
La "Flotilla de la Libertad" ha cumplido su objetivo propagandístico: Israel está tocado.
Ahora bien, que nadie diga que no sabía a lo que se exponía incumpliendo la negativa de entrar en sus aguas. El país más amenazado del mundo ha ejercido su derecho a la defensa aunque de una manera torpe.
De todas formas, creo que las víctimas van a ser más sentidas por los sionistas, el resto del mundo se frota las manos...

martes, 25 de mayo de 2010

Rafa Nadal, el grande


La semana que viene Rafa cumple veinticuatro años de señorío y buen juego, en las pistas y en la vida, y esto hay que celebrarlo, esperemos que con el quinto Roland Garros de su carrera.
Todos sabemos que es el rey de la tierra batida, pero hace dos años nos hizo soñar también con la conquista de la hierba, destronando a Roger Federer y consiguiendo un Wimbledon que nos supo a gloria.
Qué final, la de Wimbledon de 2008, es de esos partidos que recuerdas como si fuera ayer. Podría decir exactamente lo que estaba haciendo esa tarde mítica. Eran las fiestas de Terrassa y el fin de semana habían venido unos amigos de Madrid a casa, y esa tarde Iñaki les llevó al aeropuerto, llegando a tiempo para ver la segunda mitad de esa larga lucha de gigantes, que como decía el bueno de Antonio Vega: "convierte el aire en gas natural". Después de ganar a Roger, Rafa lloró y se hizo grande, inmenso.
Han pasado casi dos años desde aquello y las lesiones y algún contratiempo personal le han pasado factura. Los expertos del mundo del tenis ya le auguraban un bajón si seguía manteniendo ese juego tan físico, pero él nunca dejó de regalarnos tardes al máximo nivel, por muy desgastante que eso fuera.
Y es que Rafa siempre lo ha dado todo en la pista, peleando cada bola, sudando la cancha punto a punto.
Pero todos sabemos (y que él me perdone) que es una bestia, y su tenacidad y espíritu de superación le han devuelto de nuevo a lo más alto de la competición.
Cómo me alegra verle de nuevo sonreír, de nuevo seguro de sí mismo. Creo que este va a ser otro buen año.
¡VAMOS RAFA!

sábado, 15 de mayo de 2010

Un bonito día

La felicidad pesa a razón de kilo y medio por mes. Y os lo puedo garantizar porque desde el jueves 8 de abril hasta este sábado 8 de mayo yo he pasado de pesar 52 kilos a pesar 53,5 kilos. Y la verdad es que ya era hora, tras seis meses en "el limbo", tensionados como cuerdas de guitarra, y dos meses más de estancamiento en casa, aislados literalmente, y sometidos a un tercer grado forzoso, y forzado.
Hoy estamos más gordos y somos más sabios, y esperemos que mañana sigamos siendo sabios, que no tan gordos.
Hacía tanto tiempo que quería frivolizar sobre esto y sobre todo, y sobre el resto de cosas que nos han pasado últimamente... Algunos nos han dicho que lo que hemos vivido nos acabará pasando factura, que llevar encima tanta angustia durante tanto tiempo no puede ser bueno. Puede ser. Pero mientras tanto aquí seguimos los tres, dándolo todo y más unidos que nunca. Hemos asumido con tanta normalidad una situación tan "anormal" y tan límite, que incluso hoy, cuando seguimos pendientes de una llamada que cada dos o tres semanas nos puede hacer tocar el cielo o bajar a los infiernos, intentamos fingir que no pasa nada, en nuestro pequeño mundo de 100 m2.

Este jueves hizo 6 meses del día D, y haciendo recapitulación de todo el proceso podemos darnos por satisfechos, la verdad. Y es que, pese a las dificultades añadidas, a los infortunios, a las casualidades remotas que han acabado por suceder, hemos tenido y estamos teniendo mucha suerte, y es que Alguien ahí arriba nos debe querer mucho porque por ahora estamos escapando de puntillas de esta senda llena de obstáculos que nos ha tocado vivir.
Además todo es más fácil con un niño tan bueno como el nuestro. Nicolás es fuerte, tranquilo y risueño, e incluso en los momentos más duros siempre se ha mostrado dulce y cariñoso con todos. A los abuelos y a los tíos se les "cae la baba" con él, y siempre que llaman presumen de las monerías que les hace y de lo mucho que se divierte con ellos. Si es que nuestro nene es único y todo el mundo le quiere mucho.

Cassiá también es otro niño especial, y Mohammed. Y sus padres. Somos tres familias de supervivientes, cada una con una historia detrás de superación. Pero ahora no es el momento de recordar el pasado sino de mirar con esperanza hacia adelante, hacia un mañana que por fin brilla también ante nosotros; y aunque de los tres hemos sido los últimos en llegar y sabemos que la felicidad es frágil y el futuro incierto (para todos), estamos encantados disfrutando de nuestro día a día como nadie.
Vivir tranquilos el día a día. No pedimos nada más que eso.

Ayer fue el Día Mundial de la Familia, así que aprovecho para enviar un fuerte abrazo a otras familias que estén pasando por lo mismo. Y al equipo médico; y a la Fundación Carreras, que tanto hace por todos nosotros y por los que vendrán, por su apoyo, y por su enorme labor de investigación, de promoción y de búsqueda internacional de donantes de médula, tanto para enfermedades hematológicas malignas como para otras menos comunes y conocidas, que sin ser malignas implican igualmente una amenaza para la vida, como son las inmunodeficiencias congénitas: gracias de parte de Nicolás.

Y a ti, que lees esto, por favor hazte donante de médula: regalarás oportunidades, salvarás vidas.

domingo, 9 de mayo de 2010

Gracias a los misioneros, que no a todas las ONGs...


En noviembre del año pasado secuestraban a 3 cooperantes de la Caravana Solidaria de la ONG Barcelona Acció Solidària en Mauritania. Esta ONG enviaba 12 camiones de ayuda humanitaria (véase: máquinas de coser, ordenadores, chocolatinas y preservativos) y treinta y tantas personas de la burguesía catalana a hacer una alegre ruta por el Africa occidental. Hay que añadir también, que esta ONG, como tantas otras, se dedica simplemente a "ejecutar" planes de organismos públicos, en este caso: del Ayuntamiento de Barcelona y de su dinero cómodamente recaudado de las tasas con las que el consistorio grava a la ciudadanía.
Yo no tengo nada en contra de que se envíe ayuda a esta pobre gente que malvive bajo el umbral de la miseria, por culpa de sus corruptos dirigentes, por sus ancestrales odios tribales y por el expolio que el Primer Mundo les ha hecho desde la época colonial; no, al contrario, a esta gente les debemos mucho. Pero no creo que la solución esté en el envío de ordenadores ni de preservativos, sino en el desarrollo de proyectos educacionales, de ingeniería y de prevención sanitaria. Para qué se llevan ordenadores a unas gentes que no tienen agua corriente, y para qué se llevan chocolatinas a unos niños enfermos de malaria o de cólera, y qué sentido tiene enviar cuatro cajas de preservativos a una población educada en el machismo y en la que la mujer es sólo un animal de carga.
Por otro lado, tampoco veo muy acertada la logística de Acció Solidària. Por Dios, 12 camiones en fila india por las polvorientas sabanas de Mauritania...es como esconder un palé de conejos en la jaula de los leones. Ni qué decir de los treinta cooperantes de buena cuna que fueron a todo tren (y repito: en este caso es el erario público el que costea, es decir: tú, yo, nosotros, todos), además, digo yo, si realmente su intención es la de cooperar, ¿no sería más acertado promover el proveedor local y dar empleo a conductores y técnicos mauritanos? A ver, yo no soy una entendida, pero si las cuatro chorradas que llevan además las compran en Europa, ¿qué clase de ayuda les estamos brindando? Si os digo que esos ordenadores ahora estarán en las casas de los caciques de la zona o de los blancos que pululan por esas tierras y que los habrán comprado por cuatro duros en el mercado negro, no me equivocaré de mucho.

Hablando de cooperación "inútil", el otro día vi un reportaje de una ONG (Veterinarios Sin Fronteras) que estaban haciendo un proyecto en el Congo muy curioso. El jefe de proyecto era un treintañero andaluz, de pañuelo palestino al cuello pero gafas de pasta Gucci, que se vanagloriaba de ser una especie de mesías para los agricultures locales. Y yo me decía, seguro que está construyendo pozos y canalizaciones para irrigar campos, o les está enseñando nuevos métodos de producción agrícola más eficientes. Pues no, el tipo en cuestión iba a las cuatro aldeas más cercanas y convencía a las pobres gentes de que prescindieran de la poca automatización que podían tener para volver a la tracción animal y a los utensilios ancestrales de labranza, eso y que dejaran de cultivar las semillas de alto rendimiento y mayor resistencia contra plagas que se les había hecho llegar en los últimos años y que volvieran a sus semillas de siempre, las que no dan ni cuatro cabezas de mijo y sorgo por cosecha y dejan al campesino más necesitado que cuando empezó. Eso sí, el chaval iba con el flamante todoterreno de la ONG, les daba la charla y luego se llevaba al periodista a conocer la noche de la ciudad.

Vergonzoso. Y yo me digo, por qué estas ONG de postín (que por suerte no son todas, que ahí tenemos por ejemplo a la Fundación Vicente Ferrer y a su enorme labor en la India) no dejan la labor solidaria para los misioneros, que ésos sí que trabajan mano a mano con la población local y ayudan de verdad: construyendo hospitales, escuelas, llevando el agua corriente a un montón de aldeas, y lo hacen ellos mismos, consiguiendo los fondos, administrándolos, y desarrollando el proyecto in situ al 100%, generando riqueza en la zona de verdad.
Sí, los misioneros, siguen realizando una obra impagable en muchos lugares del mundo. Si el problema que tienen algunos es que los misioneros también "cristianizan" (y enseñar la palabra de Dios es "horrible", sobre todo eso de "amar al prójimo como a ti mismo", qué dañina enseñanza), yo les propongo que el que esté libre de culpa que tire la primera piedra, que se vengan aquí a Cataluña y que vean cómo las instituciones "catalanizan" a los inmigrantes, que la misma injerencia es una cosa que otra.

domingo, 2 de mayo de 2010

El puntito Coen


Si algo me gusta de las pelis de los Coen es su acierto en captar la esencia de la América profunda. Pero no sólo eso. Sus personajes pueden ser marrulleros o infantiles, pero dan el pego y te los crees aún haciendo las cosas más inverosímiles. Uno no deja de sentir cariño por ese ratero que arriesga su vida por birlar un paquete de pañales para Nathan Jr. y que vive tan campante en una casa prefabricada en el desierto de Arizona, en medio de la nada. También puedo imaginarme a la perfección la vida gris del empleado de concesionario de Minnesota que no logra vender su cupo de coches, y la de la policía embarazada que va desenredando los casos minuciosamente. Y sé que en Los Angeles viven muchos "Dude" y algún que otro tío inestable que como Sobchak siempre anda gritándole a algún pobre diablo (Shut the fuck up, Donny!). Esto y mucho más forma parte de la realidad de ese maravilloso gran país que es Estados Unidos.

Nosotros, los europeos, a veces andamos un poco confundidos. Mostramos admiración por las grandes ciudades de Estados Unidos y en cambio ninguneamos al resto de paisanos que viven en el resto del territorio y eso que son más de las dos terceras partes de los estadounidenses. Los consideramos pueblerinos y un poco vulgares, y como además los creemos mayoritariamente republicanos nos consideramos superiores, como si votar a Obama dignificase al ser humano y no hacerlo lo sumiera en la Edad de las Cavernas.
¡Pero qué equivocados que estamos!
Esas gentes son auténticas y huyen de los convencionalismos que nos atan a nosotros: los europeos estúpidamente urbanitas. No les hace falta reservar en los restaurantes de moda ni hacer cola a la puerta de los clubs más cool, y es que su vida puede reducirse a un puñado de kilómetros y a un bar a las afueras pero tampoco piden más. Suelen ser personas algo inhóspitas de entrada, como la tierra yerma en la que habitan, pero si sabes acercarte a ellas en seguida te abren su corazón, menos contaminado que el nuestro.
Todo es más sencillo de lo que imaginamos y estos americanos nos dan una gran lección, porque se conforman con lo que tienen y han aprendido a tirar para adelante con lo poco que les ha dado la vida.
Y esto es lo que Joel y Ethan Coen consiguen mostrarnos con tremenda naturalidad. Por eso, porque las gentes que retratan son creíbles y en cierto punto admirables.

La otra noche justamente hablábamos de ellos y nos reíamos porque mi gente también tiene un puntito Coen. Y es que somos un poco "gañanes" y a mucha honra. Cuando nos encontramos, corremos a abrazarnos y escandalizamos a todo el personal que nos rodea. En los restaurantes hablamos demasiado fuerte y bebemos demasiado deprisa. Y contamos las mismas anécdotas, aunque nos las sepamos de memoria, celebrándolas a carcajada limpia como si las escucháramos por primera vez. Solemos entablar conversación con camareros, cocineros y en general con todo "bicho" viviente que tiene la suerte o la desgracia de haber estado cerca en nuestra bacanal. Y luego claro, vienen las copitas en los bares, donde buscamos un rincón en el que hacernos fuertes y seguir alborotando desinhibidos.
Nos queremos tal y como somos, y no buscamos nada más que vernos, ponernos al día y pasar un buen rato.
Es mi gente, la mejor.