martes, 11 de octubre de 2011

Altos vuelos


No me gusta volar. Aunque tengo que hacerlo a menudo, y ya no os cuento hace unos años. Ahora me lo tomo con filosofía. Si vuelo en compañía, todos están avisados de lo que sucederá al despegar: notarán que me callo y que me pongo tensa, que miro por mi ventanilla y por la ventanilla de todos los demás y que puede (sólo puede) que también les coja del brazo.
Y si vuelo sola: también. De ahí que cuente con varias amistades surgidas en vuelo. Y no importa si el trayecto ha sido de una hora o de treinta, da igual, el despegue es el mismo, sea un Airbus 320 o un 340 de 400 pasajeros.
Por lo general, las personas se muestran generosas. Hablan. Te siguen el rollo. Comparten contigo sus miedos ocultos, sus anécdotas, y finalmente te cogen de la mano o se dejan coger la suya con una sonrisa tranquilizadora.

Mi último viaje fue de los cortos y por trabajo, y conocí a una persona asombrosa. Como casi siempre.
Esta vez tuve ocasión de compartir fila con un actor norteamericano y es que resulta que los vuelos low cost han democratizado bastante los viajes. Lo curioso fue que esta vez era yo la que callaba, impresionada por el vuelo y por la inmediatez de aquel personaje de papel cuché, y fue el otro el que tomó la iniciativa y me explicó detalles de sus andanzas por España, y más concretamente por Barcelona, bajo la atenta mirada de su asistente-amigo que controlaba la exuberancia verbal del intérprete.

El caso es que el hombre es todo un personaje, por dentro y por fuera, y por cómo hablaba deduje que además muy inteligente. Me interesó su visión práctica de la vida, y que, pese al dinero, disfrutara de placeres tan mundanos como el "vermut" y los paseos por la playa, y pensé que el universo hollywoodiense no está tan arriba como nos parece.
A las diez y cuarto aterrizábamos, como los señores, "naranjitas y limones", y aún nos quedaron unos minutos para tomarnos un café en la terraza VIP del aeropuerto de destino bajo un sol de octubre increíblemente cálido.
Después nos separamos: me metí en el taxi justo cuando él ya se había mimetizado con un equipo de por lo menos diez periodistas y relaciones públicas. Y aunque los dos nos dirigíamos al norte, creo que el mío y el suyo eran dos nortes totalmente diferentes.

Hoy hemos visto una peli suya en casa, por eso de regodearme en la categoría del encuentro, y realmente es que es un tipo que se interpreta brillantemente a sí mismo, y quiero hacerle el honor de reproducir aquí una frase que dijo, en un español más que decente, ilustrativa y sincera: "Sé que soy yo, aunque no siempre me lo parezca".

HAND, R.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

es quién yo creo que es?

Anónimo dijo...

F8

Monica dijo...

a mi me gusta volar, ahora estoy buscando vuelos con promocion para poder ir a visitar a mi familia a españa