domingo, 4 de abril de 2010

Del blues y de las cosas buenas de la vida...


No hay como ir al otro lado del mundo y sentirte como en casa, cuando tus compañeros de viaje se convierten de pronto en los mejores amigos. Y eso fue lo que nos ocurrió en Chicago el primero, el segundo y el tercer año que fuimos. En aquellos tiempos si íbamos al Morton's o al Rosebud, nos saludaban por nuestro nombre y nos reservaban la mejor mesa, y en los bares de blues intimábamos con todo el personal. Incluso llegamos a irnos de copas con Big James cuando todavía podías hacerlo sin sus "matones".
Después de Chicago, Nueva York fue "pan comido" y supongo que B.B.King ya nos habrá perdonado por colarnos en su club como lo hicimos. Revolucionamos a la ciudad de la cruzada anti-tabaco, y cuando no nos dejaban fumar en los interiores, nos quedábamos en las terrazas o en los patios de Little Italy o en los reservados de Tribeca hasta el anochecer, amontonando cervezas y botellas de vino en la mesa. Y aún no sé cómo nos metimos entre el séquito de Jimmy en la noche del Rockefeller, para delirio de sus fans y admiradoras.
En San Francisco, Miki nos presentó a su alma gemela: Roberto. Y cantó con David Callejón y el guitarrista de los Kortatu en el Harlot. Y después, pasamos el resto de la velada en el backstage, echando unas risas. No me extraña que al día siguiente, de camino a Sausalito, nos diera por el "give me five" con los policías en el Golden Gate.
Las Vegas sirvió de escenario al "sí quiero" de Moni, y nos sentimos muy afortunados de compartir juntos esos momentos tan especiales. Al final no hubo boda, pero sí un compromiso, que se selló en limusina, con champán y con una super-cena en el renombrado restaurante del Bellagio. De Las Vegas nos llevamos eso, y el consejo de que el "Wallmart is cheap, very cheap", bueno, y también un viaje rocambolesco al Cañón del Colorado en plena tormenta, que por lo menos a mí me ha quitado unos cuantos años de vida.
Después de eso, hemos compartido muchos más viajes y aventuras, internacionales y nacionales, y bodas y niños, y siempre el mismo sentimiento de que juntos podemos hacer grandes cosas. Porque los Batlle son amigos de verdad, de los que están contigo "a las duras y a las maduras", y después de estos últimos meses de contención, toca volver de nuevo al bureo y qué mejor que de su mano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

algunos esperamos un post asi en semanas!