martes, 16 de febrero de 2010

Buscadora de afectos


Como algunos sabréis, recientemente hemos pasado por una situación muy dura y la familia y los amigos nos han dedicado grandes muestras de cariño.
Así que digamos que ahora soy una experta en manifestaciones de afecto: me las sé todas y, en general, todas me gustan si salen de adentro, de donde tienen que salir, del corazón.
Y las busco. Será que me he convertido en una adicta al cariño, yo que, como buena castellana, era más bien tirando a seca.
Hay muchos tipos diferentes de muestras de afecto.
Están los amigos que te sacan de tu aislamiento, que te llevan a conversar, que intentan distraerte y robarte una sonrisa.
Está el que llora contigo cogiéndote de la mano o el que te abraza en silencio, fundiéndose con tu pesar.
Y las amigas que te animan, que te contagian de optimismo y esperanza.
Y la pareja que te mima, que siempre está ahí, que te trae el almuerzo un domingo cualquiera y te pone al día.
También está la pareja que viene sólo para saber que estás bien.
Y las amigas que te escuchan.
Y el que estando lejos te llama o te escribe cada día, sin esperar respuesta.
Y los compañeros de trabajo, que no te agobian, pero a una palabra tuya los tienes ahí, apoyándote.
Luego está la familia. Por ejemplo: el tío que se pone nervioso aunque intenta aparentar tranquilidad cuando está contigo.
Está la abuela que se emociona al verte.
Y el padrino que no puede dormir por las noches pero que viene cada día y te infunde valor.
También están las primas, que te sonríen que ya es bastante.
Y los padres, que se desviven por ti y no paran de decirte que te abrigues, que comas, que duermas...aunque ellos no lo hagan...
Todos estos protagonistas han hecho que todo haya sido más fácil. Su cariño, sin llegar a ser chabacano, te llega y te conforta.
Porque no sé a vosotros, pero a mí me encanta sentirme querida y no todo el mundo que está cerca lo consigue!