En el momento de escribir estas líneas me encuentro en la piscina de casa con el iPad. Es lo que tiene el mundo moderno, donde habitan genios como Bill Gates, Steve Jobs o Mark Zuckerberg.
Yo, que normalmente quiero pensar lo contrario de la mayoría e ir contracorriente, que odio el mass market y las marquitas de los niños de papá, reconozco que en cuestión cibernética he caído como todos.
Lo irónico ha sido que nunca me había dado cuenta.
Tengo un MacBook desde hace ya cuatro años, y además traído de los EEUU, cuando a la gente de a pie la marca de la manzanita todavía le traía a la memoria aquellos Macintosh cuadradotes y macizos.
Uno de los regalos de despedida de mi antepenúltimo trabajo fue un iPod, y ya teníamos uno, también regalo de los amigos. Poco tiempo después el banco nos regaló el iPod Touch.
Pero nos seguíamos resistiendo al iPhone, aunque, como a todos, imagino que nos llamaba con su canto de sirena.
No pasaría mucho tiempo hasta que llegó, cual aparición celestial, eso sí: sin mediar transacción económica, al menos por nuestra parte. Así, todo nos parecía mucho más "higiénico".
En Navidades me regalaron un iBook y hace apenas un mes entró en nuestras vidas el iPad.
Con todos esos cachivaches es difícil negarse a la evidencia: somos tan frikis como el resto.
Sin embargo, a nuestro favor, diré que no hay otra tecnología como la de Apple. Según dicen los profesionales del sector, el iPhone o los Mac son pura maestría.
Por otro lado, estos chismes son realmente resistentes. A mi MacBook le ha caído de todo encima y se ha caído de todas las superficies elevadas de la casa y ahí sigue, como el primer día.
Y el iPad o el iPhone son mano de santo para entretener a los peques cuando todo lo demás falla. Y algunas aplicaciones (gratuitas) son increíblemente buenas.
Lo reconozco, he caído y en plancha. ¿Qué se le va a hacer?
4 comentarios:
eres corta
jajajaja y tú que lo veas
A mi me encanta todo lo Apple, es lo mas!
Te interesaría el libro "Yo 2.0" lo has leido?
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