jueves, 6 de enero de 2011

Algunos periodistas buenos


"Informar" según el Diccionario de la RAE es: 1. Enterar, dar noticia de algo.
Lo que quiere decir que un periodista y la mano que le da de comer deberían limitarse a describir y narrar unos acontecimientos. Lo que a muchos hijos de vecino se nos ha quedado como el "parte" cuando nos referimos a los noticiarios bien sería lo que habría de ser: dar parte de lo que sucede a nuestro alrededor, de manera objetiva y limpia. Que no es fácil. Y si no, a los hechos me remito:

Ayer en la cabecera del telediario de la 1 se anunció lo siguiente: "China apoya las medidas económicas adoptadas por el gobierno de Zapatero para atajar la crisis". Luego, cuando desarrollaron la noticia, por lo visto la cosa no era tan apabullante y es que en realidad "fuentes cercanas a Moncloa aseguran que el viceprimer ministro chino (en el marco de su visita a España) ha dado su respaldo a dichas medidas". No sé a vosotros pero con lo de las "fuentes cercanas" y lo de "aseguran" me rechinan los dientes. Y claro, comparando el titular con lo que realmente ha debido ser una simple palmadita en el hombro en la intimidad a nuestro ZP, pues es como si nos dieran gato por liebre y sin el como.

Otro curioso fenómeno es el de los corresponsales. Se nos plantan en la pantalla siempre en lo alto de algún edificio, con la ciudad de fondo, o en medio de una calle llena de bote en bote, y siempre con sus anoraks de The North Face en ristre y hablando de una forma cantarina y bien sonora, como marca de la casa.
La lleidatana Rosa María Molló, corresponsal de la 1 y que antes teníamos en Pekín, ahora nos aparece en Jerusalén para mostrarnos de manera abierta su animadversión por lo israelí. Estas Navidades nos dedicó una auto-noticia (o lo que yo llamo publireportajes de relleno) sobre cómo había descendido el turismo en Belén, que puede ser cierto, motivado exclusivamente claro está por los controles militares israelíes, que es una manipulación abierta y una canallada.
A ver, ¿alguien se cree realmente que el turista que visita Israel, Jordania y alrededores se achanta por unos controles rutinarios? Y de ser así ese turista ¿no estaría más intimidado por que no le cayera un misil de esos que de tanto en tanto lanza Hezbollah desde el Líbano?

Pero todavía quedan esperanzas de que este gremio manipulado y manipulador vuelva del lado oscuro. De momento conozco a dos personas (dos de dos), las dos en puestos de relevancia, que desde sus atalayas privilegiadas, uno en prensa escrita y otro en radio, se mantienen firmes a las tentaciones de dar una opinión. De hecho, cada uno de ellos trabaja en un medio que no se corresponde con su ideología personal. Así que por lo menos no todo está perdido.

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