lunes, 24 de octubre de 2011

Ciao Marco

Ayer moría un piloto audaz. A lo largo de la mañana, a medida que unos y otros íbamos enterándonos de la noticia, una sombra de pesar y abatimiento se cernía sobre nosotros.
¿Simoncelli? No, no puede ser. Si justo ayer promocionaba su web. Si no hace mucho le habíamos visto en una habitación de hotel bromeando ante la cámara.
Pero lo que ayer sonaba imposible, hoy nos suena terriblemente cierto.

SuperSIC no era un motorista complaciente de los que van a lo suyo haciéndolo fácil. No. Era competitivo y duro en la pista y algunos ya le habían colgado el sambenito de agresivo, aunque como siempre: los mismos, los manipuladores de la comunicación, que no saben hacer su trabajo ni ninguno y siempre acaban ocupando puestos de relevancia en los medios o en la vida, por eso, por el séquito de aduladores del que se rodean.

Pero Marco no entraba en el aro de la prensa y seguía teniendo el favor del público, que le admirábamos por su alegría contagiosa, su personalidad arrolladora y su manera de encarar la vida. El no temía decir la verdad, sino que (como siempre suele pasar) algunos temían oírla. Ni ser fiel a uno mismo, y dar lo mejor de sí, dentro y fuera de la competición.
Decía Rossi, su mentor y fiel amigo, que para él era "como su hermano pequeño, duro en la pista y dulce en la vida". Y quiso la fatalidad que fuera la rueda de Rossi y no otra la que acabara con la vida del romagnolo, crueldad del destino.

Descansa en paz Simoncelli, tu sonrisa quedará en el recuerdo de todos.

martes, 11 de octubre de 2011

Altos vuelos


No me gusta volar. Aunque tengo que hacerlo a menudo, y ya no os cuento hace unos años. Ahora me lo tomo con filosofía. Si vuelo en compañía, todos están avisados de lo que sucederá al despegar: notarán que me callo y que me pongo tensa, que miro por mi ventanilla y por la ventanilla de todos los demás y que puede (sólo puede) que también les coja del brazo.
Y si vuelo sola: también. De ahí que cuente con varias amistades surgidas en vuelo. Y no importa si el trayecto ha sido de una hora o de treinta, da igual, el despegue es el mismo, sea un Airbus 320 o un 340 de 400 pasajeros.
Por lo general, las personas se muestran generosas. Hablan. Te siguen el rollo. Comparten contigo sus miedos ocultos, sus anécdotas, y finalmente te cogen de la mano o se dejan coger la suya con una sonrisa tranquilizadora.

Mi último viaje fue de los cortos y por trabajo, y conocí a una persona asombrosa. Como casi siempre.
Esta vez tuve ocasión de compartir fila con un actor norteamericano y es que resulta que los vuelos low cost han democratizado bastante los viajes. Lo curioso fue que esta vez era yo la que callaba, impresionada por el vuelo y por la inmediatez de aquel personaje de papel cuché, y fue el otro el que tomó la iniciativa y me explicó detalles de sus andanzas por España, y más concretamente por Barcelona, bajo la atenta mirada de su asistente-amigo que controlaba la exuberancia verbal del intérprete.

El caso es que el hombre es todo un personaje, por dentro y por fuera, y por cómo hablaba deduje que además muy inteligente. Me interesó su visión práctica de la vida, y que, pese al dinero, disfrutara de placeres tan mundanos como el "vermut" y los paseos por la playa, y pensé que el universo hollywoodiense no está tan arriba como nos parece.
A las diez y cuarto aterrizábamos, como los señores, "naranjitas y limones", y aún nos quedaron unos minutos para tomarnos un café en la terraza VIP del aeropuerto de destino bajo un sol de octubre increíblemente cálido.
Después nos separamos: me metí en el taxi justo cuando él ya se había mimetizado con un equipo de por lo menos diez periodistas y relaciones públicas. Y aunque los dos nos dirigíamos al norte, creo que el mío y el suyo eran dos nortes totalmente diferentes.

Hoy hemos visto una peli suya en casa, por eso de regodearme en la categoría del encuentro, y realmente es que es un tipo que se interpreta brillantemente a sí mismo, y quiero hacerle el honor de reproducir aquí una frase que dijo, en un español más que decente, ilustrativa y sincera: "Sé que soy yo, aunque no siempre me lo parezca".

HAND, R.